Viñas y Orujo
En Mieses, al pie de la destilería y con el telón de fondo de los Picos de Europa, cultivamos la vid, propiedad de nuestros ancestros desde hace siglos. La vid ha sido parte del paisaje de Liébana desde tiempo inmemorial, teniendo los primeros testimonios escritos sobre las viñas de Mieses en el Cartulario del Monasterio de Santo Toribio de Liébana del siglo IX.
De la vid, de sus frutos, las uvas, se obtiene nuestro orujo es el resultado de años de tradición familiar y prácticas consuetudinarias que han pasado de generación en generación.
El aguardiente, orujo, es el resultado de un proceso que tiene su inicio cada año con la vendimia de la uva, a finales de septiembre, principios de octubre. Si esencia de la elaboración, parte del hollejo, “brujo” u orujo resultante de “pisar” las uvas tras la vendimia, la alquimia la crea la alquitara de cobre donde se destila.
La elaboración comienza rellenando la caldera con los hollejos de uva, un porcentaje de vino y agua. A continuación, se cierran herméticamente los tres cuerpos de conforman la alquitara, añadiendo agua fría en la copa, para que, tras la condensación del vapor, destile durante horas, a fuego lento, gota a gota nuestro aguardiente de orujo Martínez de Cos.